miércoles, 21 de marzo de 2012

Manuel Rivera. De Granada a Nueva York, 1946-1960

La producción de Manuel Rivera se remonta a inicios de la década de los cincuenta. Su producción se fundamenta en la abstracción, sobre todo en la investigación de las texturas, la carga matérica, producto en muchas ocasiones de la casualidad. Se ha encasillado a este artista como pintor de mediados del S.XX y, en mi opinión, más que pintor es escultor, debido a que trabaja la tridimensionalidad de sus obras como si se tratasen de esculturas o instalaciones.
La sala de exposiciones se divide en tres plantas, teniendo actualmente dos de ellas ocupadas por el artista granadino.
Se han hecho préstamos para esta exposición, como obras pertenecientes al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, colecciones familiares y particulares, el Museo Luis González Robles, la colección familia Aróstegui Ruiz, entre muchas otras.
De la mano de Pablo, componente del cuerpo que representa al Centro José Guerrero, vamos a ver un museo-centro de arte, en el sentido de que siempre que se actualiza la sala temporal se busca un nuevo enfoque de las que se exponen de forma rotatoria pertenecientes a José Guerrero.
Vamos a ver la evolución pictórica del artista desde su etapa académica hasta que encuentra su verdadera identidad.
Un claro ejemplo lo podemos ver en Picasso, el cual decía algo como: "de niño pintaba como un adulto y me tiré toda la vida intentando pintar como un niño".
La exposición está ordenada cronológicamente. El impacto que crea en el espectador es personal, no reúne unas características específicas que se han de entender. A nivel formal podemos decir que es un artista que domina a la perfección el campo de la composición y el color, lo demás es cosa nuestra.
Su obra se centra en la experimentación, en el descubrimiento. Por ello afirmó en una ocasión "sólo he hecho un cuadro".
- Paisaje. La intención es representar lo que ve, más o menos de acuerdo como lo ve, siempre a través de la interpretación. Guarda una estrecha relación con Chirico.

Paisaje (Castillo de Lanjarón), 1946
Óleo sobre lienzo
Colección particular, Granada
- Toro. Planteamiento cromático diferente, el fondo es como una continuación de la figura principal, debido a que, a través de la pincelada y la textura representa los contornos, por decirlo de alguna forma, expandidos, otorgándole mucha mas vida. El color es muy significativo, debido a que no existen los toros rojos. Esto evoca a la sangre, la tensión, el peligro, etc. Nos puede recordar a los bisontes de las cuevas de Altamira. Un claro referente es Benjamin Palencia.

Toro ibérico, 1951
Óleo sobre lienzo
Colección familia Aróstegui Ruiz

En la siguiente obra podemos ver unas cuevas similares a las del barrio del Sacromonte o a las del pueblo granadino de Guadix. Podemos encontrar un magnifico trabajo por planos, en el que se puede observar cierto dinamismo por el tratamiento de las curvas.
Aquí se plantea una GRAN PREGUNTA a la cual es prácticamente imposible responder con una sola respuesta, debido al importante papel que juega el subjetivismo en la obra de arte:
¿Qué obra podemos considerar como "mejor hecha", una que se asemeja a la realidad o una interpretación?¿Son válidos ambos planteamientos?¿Cuál es el mejor?
Desde mi punto de vista pienso que ambos tienen mérito. Una obra realista no es mejor que una interpretada por el simple hecho de que es más fiel a la realidad. Muchos dicen que una obra realista esconde más horas de trabajo y "sufrimiento".
Un claro ejemplo de todo esto son Mondrian, Kandinsky o Picasso. ¿Lo que hacen es fácil?, puede que a nivel técnico "sí" pero es muy difícil llevar un proceso artístico como el que ellos han llevado. Imitar la realidad no es más que eso, una imitación. Puedes ofrecerle algo de contexto representando una escena concreta o alegorías cargadas de simbolismo.
Ambos son válidos pero yo me decanto por la interpretación.
Volviendo al tema que nos ocupa, este artista dice: "yo no soy un pintor abstracto porque toda mi pintura parte de la realidad"
Existen obras abstractas en las cuales no se representa nada, porque no es esa la intención del artista.
Para valorar una obra realista te fijas en si está compositivamente bien, si las proporciones son las correctas, las texturas han sido cuidadas al milímetro. Sin embardo para apreciar una obra abstracta hay que verla de forma mucho más subjetiva, como la música, dejando a un lado esas reminiscencias a.
Trabaja con el juego de sensaciones y experiencias, propias del informalismo que cuestiona formatos y materiales.

Albaicín 3, 1952-1953
Óleo sobre lienzo
Museo Luis González Robles. Universidad de Alcalá
Esta obra me recuerda a la paleta de Juan Gris.

Composición, 1956-1957
Técnica mixta: óleo y arena sobre lienzo
Colección Familia Rivera

Sin título (composición), 1956
Técnica mixta: óleo y arena sobre lienzo
Colección Familia Rivera
Esta paleta me ha interesado especialmente.

Rivera no se sintió del todo cómodo dentro de su producción hasta que inicia la búsqueda de nuevos materiales en los años 1956-57.
En la segunda planta encontramos un abandono total de la pintura. Su obra se consolida y es reconocido por el empleo de la malla metálica. La sala se puede dividir en tres espacios o vertientes dentro de esta peculiar forma de trabajar.
En el primer grupo podemos encontrar una sola obra. Se caracteriza por tener un fondo opaco con formas reconocidas que invitan a relacionar y encasillar formas.

Composición, 1957
Técnica mixta sobre tablero aglomerado
Colección Familia Rivera

El segundo bloque podemos ver un fondo donde se emplea el mismo tratamiento que en el resto de la obra: retícula de malla gruesa.
El grupo el paso está compuesto por artistas como Manolo Millares, Antonio Saura, Martín Chirino y Manuel Viola, entre otros. Se consolidó como el grupo de mayor relevancia en la configuración y definición de la vanguardia española de posguerra. Millares, por ejemplo, trabajaba con la descomposición literal del lienzo, lo rompía, lo cargaba de materia y los plegaba. Por otro lado, Pacheco rajaba sus obras.
Las obras de Manuel Rivera funcionan como una instalación: es el artista el que decide en todo momento como quiere la obra colocada en el espacio: a 10 cm con fondo oscuro, en algunos casos, y claros en otro.
La sombra proyectada forma parte de su obra compositiva, deborda el propio formato.


Esta obra me recuerda a los remaches de un muñeco de trapo

El tercer grupo en relación a la clasificación de las obras expuestas en la segunda planta aporta algo nunca visto hasta entonces en la obra de Rivera: volumen. La malla se vuelve más uniforme, solo hay un par. Las sombras tienen muchos más matices que en las anteriores, debido a que el grado de complejidad de la obra a nivel visual es mucho mayor.

Variaciones sobre un gris, 1958
Técnica mixta (tela metálica y alambre) sobre bastidor de madera
Colección Galería Rafael Ortiz, Sevilla

Manuel Rivera es un artista muy seguro de sí mismo que, a cada paso que da, nos lo demuestra aún más. En cuanto a su producción podemos ver variaciones, nuevas vías de expresión, de experimentación con otros materiales pero la idea es la misma, la mente pensante sigue siendo la misma.
La interpretación de los galeristas rompen con los requisitos previos del artista. Es una forma de encasillarlo. Si una persona es tan maniática, por así decirlo, no debes romper su rutina, de lo contrario habrás causado un caos en su estructuración mental y provocarás una visión del espacio desorganizado y apocalíptico.
En la tercera planta el artista pretende fusionar el fondo con la sombra proyectada para que se integren en el mismo momento con la obra.
La tridimensionalidad de la obra resuelta a través de dos planos forma ya un fondo. Tiene efectos ópticos que, cuando el espectador se mueve, la obra da la sensación de desequilibrio personal, como si se nos nublase la vista y nos fuéramos a desfallecer.
Todas las obras se llaman metamorfosis, con subtítulos. Esto le servía para distinguir una obra de otra. En cuanto a esto no es tan estricto, debido a que pone títulos a veces a priori, lo cual condiciona a la hora de la ejecución de la obra, y a posteriori, dejando una completa relajación para dar rienda suelta a la expresividad propia de cada artista.
Utiliza elementos motivo de la casualidad y los potencia: óxido.
Cuando Miguel Peña, profesor de pintura de la Facultad de Bellas Artes de Granada nos contó que la obra de Rivera era más rica en el espacio público pensé en trabajar con ello, debido a que la obra está viva constantemente. Miguel: son nidos que recuerdan a larvas de araña. Están (las obras) llenas de vida.

Metamorfosis (guardián), 1960
Técnica mixta (tela metálica, alambre y metal) y óleo sobre chapa metálica
Colección particular. Cortesía Galería Arnés y Röpke

Extracto de: De “PAPELES DE SON ARMADANS” nº XXXVII Abril de 1959
Trato de atrapar lo desconocido en la tela de araña de mi materia, porque nunca sé lo que va a ocurrir. El primer sorprendido ante el resultado final de la obra soy yo mismo.
Lucho contra una materia que se resiste, que está contra mi voluntad y que más me atrae cuanto menos la domino. Primero, la vertical me obsesiona; luego, se me quiebra. Las concentraciones se disparan en distinta dirección en un dolor y gozo entremezclados.
En la constante lucha que va siendo la obra, ando a oscuras de cosas vividas y presentidas que sólo son insospechados indicios en cuyo caos vislumbro la posible claridad.
...
Propugnamos un arte recio y profundo, grave y significativo.
...
Luchamos por un arte hacia la salvación de la individualidad, dentro del signo de nuestra época.

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